Los radicales libres
y el papel de los antioxidantes
Los antioxidantes atraen y retienen a los radicales libres
que están asociados con muchas enfermedades cerebrales.
El doctor Denham Harman, padre
de la teoría de los radicales libres del envejecimiento, merece un lugar
especial en la historia de la ciencia y en el campo de la gerontología
Dr. Denham Harman |
A raíz del último artículo publicado en este Blogger sobre “Alimentar tu cerebro es enriquecer tu vida”, donde describimos el
papel de los micronutrientes, en los que se apoya el cerebro para proteger sus células
del daño y las disfunción, una lectora me solicito un escrito donde le explique
que son los radicales libres y el papel
que cumplen los antioxidantes.
Los radicales libres son átomos, por lo general de oxígeno, altamente
reactivos e inestables, que se liberan cuando el alimento es metabolizado en
nuestras células para producir energía. También se producen por influencias
externas cuando nuestro organismo recibe el impacto de diversos contaminantes o
radiaciones. La inestabilidad de los radicales libres se debe a que han perdido
uno de sus electrones e intentan reponerlo tomándolo de otros átomos. Esto crea una reacción en cadena que ocasiona
grandes daños a nuestras células, daños que se manifiestan en envejecimiento y
un buen número de enfermedades.
Un bombardeo diario a nuestras células
Millones de radicales libres bombardean diariamente nuestras células.
El hecho de que necesiten tantos años para causar daños mayores es un tributo a
la eficacia de las enzimas que produce nuestro propio organismo para
neutralizarlos. Nuestro sistema está luchando contra radicales libres a cada
momento del día. El problema para nuestro sistema se produce cuando tiene que
tolerar de forma continuada un exceso de radicales libres. El exceso es
producido mayormente por contaminantes externos que penetran en nuestro cuerpo.
La contaminación atmosférica, el humo del tabaco, los herbicidas, pesticidas o
ciertas grasas son algunos ejemplos de elementos que generan radicales libres
que ingerimos o inhalamos. Este exceso no puede ya ser eliminado por el cuerpo y,
en su labor de captación de electrones, los radicales libres dañan las
membranas de nuestras células, llegando finalmente a destruir y mutar su
información genética, facilitando así el camino para que se desarrollen
diversos tipos de enfermedades. La acción de los radicales libres está ligada
al cáncer así como al daño causado en las arterias por el colesterol
"oxidado", lo que relaciona directamente estas moléculas con las
enfermedades cardiovasculares.
Algunas veces son buenos y
otras veces son malos
Los radicales libres no son intrínsecamente malos. De hecho, nuestro
propio cuerpo los fabrica en cantidades moderadas para luchar contra bacterias
y virus. Los radicales libres producidos por el cuerpo para llevar a cabo
determinadas funciones son neutralizados fácilmente por nuestro propio sistema.
Con este fin, nuestro cuerpo produce unas enzimas (como la catalasa o la
dismutasa) que son las encargadas de neutralizarlos. Estas enzimas tienen la
capacidad de desarmar los radicales libres sin desestabilizar su propio estado.
La incapacidad de nuestro cuerpo para neutralizar los radicales libres
a los que nos exponemos diariamente nos obliga a recurrir a nutrientes con la
propiedad de neutralizarlos, como ya lo señalamos en el artículo a que hicimos
referencia. Estos nutrientes actúan liberando electrones en nuestra sangre que
son captados por los radicales libres convirtiéndose así en moléculas estables.
Los compuestos con esta capacidad reciben el nombre de antioxidantes y
recientes estudios han demostrado que pueden ser la protección más eficaz contra el envejecimiento celular y
las enfermedades degenerativas.
En otras palabras, los antioxidantes son sustancias que tienen la
capacidad de inhibir la oxidación causada por los radicales libres, actuando
algunos a nivel intracelular y otros en la membrana de las células, siempre en conjunto
para proteger a los diferentes órganos y sistemas.
A mediados de la década de 1950 el Dr. Denhan Harman de la Universidad
de Nebraska se convirtió en el primer investigador en sugerir que los radicales
libres son una causa importante del envejecimiento a nivel celular. Esta hipótesis, ridiculizada al principio, ha
recibido amplia confirmación y se ha convertido en uno de los principales focos
de interés en la investigación científica del envejecimiento y las enfermedades
degenerativas.
El autor de la teoría de los
radicales libres
El padre de la Teoría de los radicales libres del envejecimiento,
Denham Harman, merece un lugar especial en la historia de la ciencia y en el
campo de la gerontología. En 1946, leyó un artículo en el New York Times, que
sugería que deberíamos ser capaces de frenar el proceso de envejecimiento (incluso
teniendo en cuenta nuestro nivel de la ciencia en ese momento). Esto lo llevó
por un camino que conduciría a una investigación importante en los efectos de
los radicales libres en el envejecimiento y los potenciales de los
antioxidantes dietéticos.
En 1954, Harman se convirtió en un investigador asociado en el
Laboratorio Donner de Física Médica en California. Dada la reciente detonación
de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, los efectos de la radiación
sobre los seres vivos es un tema de gran interés y de financiación. El gobierno
financió esta investigación radioterapia temprana a través de la Oficina de
Inteligencia Naval, el conducto de la financiación de muchos proyectos de alto
secreto, incluido el estudio de Harman.
Publicó el primer estudio de antioxidantes dietéticos en 1957,
utilizando 2-mercaptoetylamine, el compuesto radioprotectora más potente que se
conoce en el momento. El resultado de este estudio fue un modesto aumento de
20% en la vida útil, que muestra una conexión definida entre los radicales
libres y el envejecimiento. La teoría de Harman y sus resultados se vieron
ensombrecidos en 1959, cuando Howard L. Curtis publicó “La teoría de la
mutación somática de la Tercera Edad” , que ha demostrado ser extremadamente
popular en los círculos científicos. La teoría fue refutada Curtis finalmente
en 1974 por un artículo sobre el ADN por los científicos RW Hart y RB Sellow,
publicado en "Proceedings of the National Academy of Science.
En 1985, Harmon fue uno de los fundadores de la Asociación
Internacional de Gerontología Biomédica (IABG). A los 93, continúo su labor
como profesor emérito de la Universidad de Nebraska Medical School. Los trabajo
pionero de Harman sobre las causas del proceso de envejecimiento se mantendrá
preservado para siempre en la historia de la gerontología.
En 1995 fue nominado para el Premio Nobel de Medicina. Actualmente tiene 97 años.
En la elaboración de
este artículo, en lo referente a la personalidad del doctor Harman, colaboro el
escritor John Colman, de H + Covers Technological Scientific, quien público en
el 2009, un trabajo sobre Lideres de la Gerontología Moderna. (Foto y dibujo cortesía
de Valdeperillos y de Nanosalud. Inf.)
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