viernes, 12 de abril de 2013


El Parkinson, uno de los
grandes  misterios
que oculta la mente


Ayer se conmemoró el Día Mundial del Mal de Parkinson, que se instituyó en el año 1997, por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), coincidiendo con el nacimiento de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817 descubrió lo que en aquel tiempo llamó parálisis agitante.
El Mal de Parkinson es una enfermedad de carácter degenerativo que afecta a muchas personas a partir de los 50 años. En los Estados Unidos, según la Fundación de Parkinson mundialmente hay poco más de 10 millones de personas diagnosticadas.

Ese temblor que no cesa
El Mal de Parkinson, que afecta a 2 de cada 1.000 personas (en la quinta década de la vida), es de origen crónico, desencadena una serie de síntomas que van desde la agitación (temblores) a la dificultad en el caminar y demás movimientos, hasta la coordinación incluso del habla.
Luego, en los 80 fue detectada la causa subyacente de la enfermedad: la pérdida de células dopaminérgicas, principalmente a nivel de la sustancia negra. Se presenta por la destrucción gradual de las células nerviosas de la parte del cerebro que controla el movimiento muscular y es un daño que empeora con el tiempo. Se desconoce la razón exacta por la cual las células del cerebro se desgastan. Este trastorno puede afectar a uno o ambos lados del cuerpo, con grados variables de pérdida de la función.
 Las células nerviosas utilizan un químico cerebral, llamado dopamina, para ayudar a enviar las señales de un lado a otro. El daño en el área del cerebro que controla el movimiento muscular ocasiona una disminución en la producción de dicho químico.
La insuficiencia de dopamina altera el equilibrio entre las sustancias que envían las señales nerviosas (transmisores) y, en ausencia de ésta, las células nerviosas no pueden enviar mensajes en una forma adecuada, ocasionando la pérdida de la función muscular.
Algunas personas con mal de Parkinson pueden presentar una depresión severa, lo cual puede deberse a la pérdida de dopamina en ciertas áreas del cerebro relacionadas con el placer y el estado de ánimo. La falta de dopamina también puede afectar la motivación y la capacidad de realizar movimientos voluntarios.
Lo que se sabe es que para ayudar a controlar el movimiento muscular, las neuronas utilizan un químico cerebral, llamado dopamina. El mal de Parkinson ocurre cuando las neuronas del cerebro que producen la dopamina se van destruyendo lentamente.
Y las neuronas en esa parte del cerebro no pueden enviar mensajes apropiadamente, llevando a la pérdida de la función muscular. El Parkinson se extiende por todo el mundo y afecta tanto a hombres como mujeres, siendo muy frecuente que aparezca a partir de los 60 años. Sin embargo, existe otra versión precoz que se manifiesta en edades inferiores a los 40 años.

Expectativa de vida
La esperanza de vida del paciente afectado por la enfermedad del Parkinson es igual al del resto de la población, si recibe tratamiento apropiado, sin embargo, la calidad de vida disminuye progresivamente a medida que la enfermedad avanza. La calidad de vida, también dependerá de la manera en que se haya tratado al paciente, tratamientos agresivos con altas dosis de l-dopa llevarán a complicaciones en un corto plazo, complicaciones, la mayoría de veces, imposibles de controlar con fármacos llevando al paciente precozmente a la cirugía del párkinson. Tratamientos conservadores en fases iniciales con agonistas dopaminérgicos o inhibidores de la COMT retardarán la aparición de estas complicaciones, aunque se piensa que de un 20% a un 30% de los pacientes, serán candidatos quirúrgicos.

 Tratamientos posibles
Hoy en día no existe un tratamiento que “cure” el Mal de Parkinson. Aun así, los avances científicos han desarrollado fármacos que ayudan a mejorar y controlar los síntomas de tal enfermedad. Sería fácil suponer que entre los tratamientos farmacológicos figura el suministro de dopamina. El suministro de este neurotransmisor no resulta eficaz, debido a que la dopamina no puede pasar del torrente sanguíneo al cerebro.
Pero el tratamiento farmacológico no es el único. También se abordan intervenciones quirúrgicas para pacientes que ya no responden con el tratamiento de pastillas; así como tratamientos rehabilitadores donde los pacientes hacen ejercicios motores que ayudan a mantener el equilibrio global.
Investigaciones en la Universidad de Roehampton en Londres demostraron que bailar tango y hacer ballet ayudan a mejorar el equilibrio y la coordinación en los pacientes. En Mexico, la Universidad de Yucatán demostró recientemente que beber dos tazas de café al día mejora el movimiento en los enfermos de Parkinson.

Las células madres, en la Terapia Celular Suiza
Vamos a recordar nuevamente que las neuronas utilizan un químico cerebral, llamado dopamina, para ayudar a controlar el movimiento muscular. El mal de Parkinson ocurre cuando las neuronas del cerebro que producen la dopamina se destruyen lentamente. Sin la dopamina, las neuronas en esa parte del cerebro no pueden enviar mensajes apropiadamente, llevando a la pérdida de la función muscular. El daño empeora con el tiempo.
Como tratamiento para el Mal de Parkinson, se está recomendando el tratamiento con células madres, mediante Terapia Celular Suiza. Este tratamiento en sus diferentes presentaciones, se basa en la inserción en su organismo de células jóvenes y sanas, las cuales se dirigen hacia las células que han perdido su funcionalidad, regenerándolas e imprimiéndoles vigor, lo que le permite una notable mejoría en los órganos afectados.
Los especialistas advierten que este tratamiento no esta enfocado en curar el Mal de Parkinson, pero le ayudará como tratamiento paliativo a aliviar los sintomas de la enfermedad, actuando directamente sobre el sisteman nervioso central, ayudando al transporte de oxigeno al cerebro. Este tratamiento no es un sustituto para su tratamiento actual, pero puede ser combinado con el mismo para obtener mejores resultados
Cabe destacar que es un tratamiento completamente natural y no es rechazado por el organismo bajo ninguna circunstancia luego de su ingestión, por el contrario, es asimilado absorbiéndose por acción entérica para dirigirse directamente a la causa específica de la afección.

Diez formas de detectar el Mal de Parkinson
Temblores de manos y piernas. Disminución de la letra al escribir. Pérdida progresiva del olfato. Problemas y trastornos con el sueño. Dificultad al caminar o moverse con seguridad. Estreñimiento. Cambio en el volumen de su voz (voz baja). Rigidez en la expresión facial (aspecto de máscara). Mareos o desmayos continuos. Encorvamiento de la espalda.



Fuentes para la elaboración de este artículo: Centro de Especialidades Medico-Quirurgicas, (Barcelona-España),  Diario TalCual, (Venezuela);  Listin Diario, (R. Dominicana);

Twitter: @PardeyBlogger       e-mail: pardeyblogger@gmail.com

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